+ Impuestos + hambre

El sistema impositivo Colombiano es regresivo y afecta a las personas con menores ingresos.

Marcela Barco

Los alimentos son un producto de primera necesidad, podemos prescindir de cualquier otro artículo en nuestras compras semanales o mensuales, pero no del alimento, porque es algo que consumimos a diario. Parecería lógico entonces, pensar que las políticas y gobiernos de cualquier país, deberían propender por facilitar la adquisición de los alimentos; infortunadamente hoy el panorama para el groso de la población de consumidores en Colombia, no es tan claro ni tan sencillo como se piensa desde esta lógica, que es de puro sentido común.


Lo que se puede divisar, con una visión nublada desde ahora, respecto a la Reforma Tributaria para este 2021, es que totalmente opuesto al sentido común, los impuestos estarán cargados de nuevo al bolsillo de la clase media e incluso de clases aún más desfavorecidas, porque se anuncia que los impuestos estarán gravados para productos básicos de la canasta familiar. Esto es sencillo de entender, pero carece de todo sentido y suena como muy malas noticias, más aún cuando esta propuesta del gobierno se presenta en medio de una crisis sanitaria que por supuesto ha venido dejando sus consecuencias en la economía.


Pero ¿por qué vuelven a subir el Impuesto de Valor Agregado (IVA) en los alimentos? ¿Cuál es la lógica para que se incremente de una forma tan elevada? (se ha hablado del 5 al 19% en algunos otros insumos), podría suponerse que lo que se persigue es recolectar más dinero de más bolsillos. En realidad, lo dramático de esta situación es que no toda la población en Colombia sentirá por igual la afectación de estas decisiones del gobierno; cuando se vaya a pagar el total del mercado, serán las clases media y baja las que reaccionen con preocupación ante las cifras y, si esas cifras se suman en consumo habitual: semanal, quincenal o mensual, entonces sí se sentirá el peso de la nueva reforma tributaria.


¿Cómo podemos aliviar nuestro bolsillo?

Podemos corinsiderar opciones como elegir para nuestros alimentos de consumo habitual los que realmente nos proporcionen nutrición, dejando algunos otros que no sean realmente necesarios, reemplazar lo que no nos alimenta por alimentos completos que se consiguen en la Canasta Básica de Salud Alimentaria -CABASA- por ejemplo, que resulta un poco menos costosa que la Canasta Básica Alimentaria -CBA- oficial. Así mismo, evitar hacer parte de las cadenas de consumo acostumbradas, no estar inmersos en ellas nos alivia, pues podemos conocer nuevos modelos y hacer parte de redes de economía solidaria, comercio justo y cadenas cortas de distribución que ofrecen condiciones más justas para productores y consumidores.


Sobre la Reforma Tributaria habrá mucho más por pensar aún, más de lo que ya se ha dicho sobre ella, incluso últimamente ya no la han denominado como tributaria, pero en todo caso, no parece que pueda ser una reforma sostenible.